Parece ser que gimmelwald va a dar mucho de que hablar este verano o mas bien va a ser mi segunda casa,el calor empieza a hacer estragos y aqui al menos nos da una pequeña tregua.
Hoy el cansancio se hizo dueño de la poca fuerza que nos quedaba,asi que tuvimos tiempo mas que suficiente para observar tras nosotros como la nieve se desprendia de las cimas y como en tan poco tiempo contamos nueve avalanchas que ejecutavan su caida libre con un estruendo que ensordecia el tranquilo y silencioso valle.
Echamos rienda suelta a los pocos cartuchos que quedaban por disparar y asi se quedo,como un cartucho de fogueo o de mala polvora que al disparar se disipa en el aire,el dia anterior dejamos mas de lo previsto y no acusamos el cansancio hasta hoy,que volvimos con las mismas ganas que ayer pero con la unica diferencia que al abrir el frasco que contiene la fuerza solo nos quedaba rebañar las sobras,asi que otra vez yo y mi dudoso compañero Rene nos volvimos a mirar las caras con el proyecto a nuestras espaldas,maldiciendo entre los dientes todos los tacos que existen sobre la faz de la Tierra y alguno mas que nos inventamos,asi que llegamos a la conclusion despues de una larga discusion que no nos llevo a ninguna parte,como es ya mas que habitual,que lo unico que nos quedaba por disfrutar era pasar la jornada a la ligera,como yo suelo llamar a estos dias en que nos abandona la fuerza o mejor dicho,que la fuerza se va a dar un garbeo y nos queda a doña Consuelo,la que apaga nuestras penas al bajar a tomar unas cervezas en el pueblo.
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