La constancia.

Humeante el aliento,un dia gelido y como tapiz un crujir de ojas en el suelo.De esta manera combatimos el frio,con una temprana visita a la piedra del bosque,todo justo para calentar lo necesario y experimentar la aderencia que nos proporciona una temperatura un poco mas baja cada dia.El roce de la nieve nos dejo su linde blanco sobre las copas,un pequeño aviso que inmaculo de nuevo los paisajes,pero esta vez fue mas abajo.Aun sabindo que el termometro tendria de maxima cero,sabiamos perfectamente que siendo rapidos no dejariamos escapar el calor de nuestras ropas,correr casi en cada boulder era de locos,pero no nos quedo otra que seguir un ritmo endemoniado,asi que como si fueramos maquinas,pero no muy bien engrasadas,no nos dio para mucho,acusamos el ritmo y nos acusamos a nosotros mismos de ser tan imprevisibles,claro estaba que un ritmo demente no lo soporta nadie,hasta que la maquina empezo a flojear,los mulles de los brazos se convirtieros en gomas sobre estiradas y el aliento se disparo como una bala desorientada de su diana.Extasiados,sin algo caliente,cosa fatidica en estos casos si no llevas en el botiquin de primeros auxilios un termo con cafe bien duro,cogimos nuetras cosas,dejamos el bosque para tomar nuestro rejenerador de cafeina en interiores mas apropiados y climatizados para sobrevivir a estos dias similares a dias de puro invierno.